Hace 33 años, Andalucía eligió su propio camino e hizo
historia. El 28 de Febrero de 1980, los andaluces y andaluzas hablamos
rotundamente en las urnas y rompimos la hoja de ruta que otros habían
escrito para esta tierra. Hicimos historia porque decidimos gestionar
nuestro futuro y lo conseguimos. Y logramos cambiar el signo de todo el
proceso autonómico español. El 28-F supuso un aldabonazo tan evidente
como las movilizaciones ciudadanas del 4 de Diciembre de 1977. Una fecha
que fue ya un aviso del espíritu que latía en el corazón de Andalucía y
mostraba su potencialidad como pueblo unido por la conciencia de acabar
con los obstáculos políticos y económicos que lastraban su despegue.
Desde el orgullo andaluz reivindicamos derechos e igualdad.
Igualdad de Andalucía con el resto de territorios y la igualdad entre
nosotros mismos. Luchamos, entonces, contra cualquier tipo de
discriminación y privilegio y por unos derechos que conquistamos gracias
a la voluntad, el esfuerzo y la determinación de todo un pueblo, unido,
que supo ser dueño de su destino.
El pueblo andaluz fue protagonista entonces y debe seguir
siéndolo ahora. Un pueblo que no se rinde y no se resigna frente a la
crisis. Una crisis que no puede ser una excusa para una poda
indiscriminada de los cimientos del Estado social y democrático de
Derecho consagrado por la Constitución de 1978. Tenemos que mantener y
defender el Estado del Bienestar y todas las conquistas asociadas a él.
Como tenemos que continuar con la receta que nos ha traído la
prosperidad, y que nos es otra que una autonomía por la que la
ciudadanía luchó y ha hecho totalmente suya.
El 28 de Febrero de 1980 los andaluces y andaluzas apelamos
al valor transformador de la política y a su fuerza para unir a todo un
pueblo con el objetivo de diseñar su futuro. Su espíritu sigue vivo hoy,
cuando nos enfrentamos a nuevos retos y desafíos. Con ese bagaje, el
Gobierno andaluz ha convocado a la sociedad andaluza al Pacto por
Andalucía. Tenemos el ejemplo en nuestra historia. Perseguimos
reproducir aquella alianza memorable tejida por todos, desde dirigentes
políticos a empresarios, sindicatos y la propia ciudadanía, como mayor
palanca movilizadora para decidir cómo queremos que crezca Andalucía y
recuperar la confianza en nuestras posibilidades. Un Pacto que parte de
todos los estamentos y llega a todos los ámbitos, y al que todos y todas
podemos aportar por igual.
Con la creación de empleo como pilar y objetivo fundamental,
el Pacto por Andalucía es una iniciativa de participación, es un
diagnóstico compartido y es la búsqueda de nuevas respuestas para una
situación excepcional. Pero incluye, además, la defensa de conquistas
que deben ser a toda costa preservadas, como una sanidad y una educación
públicas porque ambas encarnan una imagen particularmente reconocible
de Andalucía.
El Estatuto de Autonomía consagra la igualdad como uno de
los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico y a esa bandera
se agarra con firmeza el Gobierno de Andalucía, convencido de que es la
mejor interpretación del ánimo y la voluntad de presente y de futuro de
los andaluces y las andaluzas.
La educación y la sanidad públicas y la protección social se
erigen en el fundamento de la igualdad, cuya mejor versión es la
posibilidad de que todos los ciudadanos disfruten de las mismas
oportunidades de futuro superando obstáculos y diferencias.
Orgullosos de nuestro pasado y comprometidos con el
presente, estamos convencidos de que podemos salir de la crisis sin
perder los derechos que tanto nos ha costado conseguir. Y salir por un
camino diferente, en el que apostamos por el talento y la excelencia,
por el valor de lo público, por el Estado del Bienestar, por los
servicios sociales, para que nadie se quede atrás, por la igualdad y la
solidaridad.
Entre todos podemos construir un futuro impregnado de confianza, seguridad e igualdad.
FELIZ DÍA DE ANDALUCÍA
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