A la derecha de este país esta larga crisis le está
sirviendo como coartada para quebrar el principio de igualdad que
propugna nuestra Constitución. En los tres últimos años, las medidas del
Gobierno de Mariano Rajoy han incrementado, y de qué manera, la brecha
de la desigualdad para ir configurando su concepto de sociedad dual con
los ricos cada vez ricos y las clases medias y trabajadoras cada vez más
empobrecidas.
El último hachazo viene de la mano del pernicioso ministro
Wert con una reforma de la universidad contra la igualdad de
oportunidades y el sentido común. La propuesta consiste en reducir el
grado de cuatro a tres años (de forma voluntaria) y aumentar los
másteres de uno a dos. Supone este cambio en el sistema una maniobra
maquiavélica para devaluar el título de grado y reforzar unos estudios
de postgrado cuyas tasas son mucho más elevadas. Ergo, sólo podrán
acceder los estudiantes que puedan pagarlo, aquellos de familias con
recursos económicos. Un movimiento al más puro estilo de la derecha:
segregar en función de la cuna.
¡Y tienen la desfachatez de decir que las familias ahorrarán
a reducir los grados! Devaluar los estudios no es un ahorro, es un
lastre para el futuro de muchos jóvenes que no podrán competir en
igualdad de condiciones para abrirse un hueco en el mercado laboral. La
reforma perjudica a la inmensa mayoría de los estudiantes. El PP quiere
evitar que la educación pública sea el ascensor social que recorte
distancias y que cualquier ciudadano pueda alcanzar el máximo que le
permita sus capacidades. Todo su acción política en educación va en esa
línea: reducción del presupuesto, recorte de becas, la clasista e
injusta LOMCE para segregar a los que menos tienen y ahora una reforma
universitaria para echar a jóvenes del sistema. El PP presenta un
expediente repleto de nubarrones.
La educación no puede ser un lujo, sí una oportunidad que nadie nos puede arrebatar.
Miguel Ángel Vázquez
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