Marx no falla. La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. 1996: José María Aznar ofrece a Mario Vargas Llosa la presidencia del Instituto Cervantes. El premio Nobel dice no. Tragedia. 2012: el Gobierno del PP filtra a la prensa que le ha vuelto a ofrecer el cargo. La expectación se dispara en forma de avalancha de elogios. Que si sería un inmejorable embajador del español. Que si nadie lo haría como él. El boom informativo toca techo cuando se filtra que el rey Juan Carlos, al que se suelen otorgar dotes infalibles de mediación, se lo pidió personalmente.
Pero como el escritor no dice ni pío, otros pían por él: un falso Vargas Llosa escribe en Twitter que acepta el cargo en un mensaje con faltas ortográficas. Las felicitaciones de los internautas no tardan en llegar... pero, ay, finalmente se conoce que el Vargas Llosa real había enviado una carta a Rajoy declinando la invitación. Se acabó la farsa."Nada que decir. Esto es cosa del Gobierno", señalan desde la institución
Fuentes del Cervantes afirmaron no tener "nada que decir" sobre el asunto. Simplemente "han estado siguiendo la noticia como cualquier otro" porque el nombramiento "corresponde al Gobierno". "A quien hay que preguntar es a Soraya [Sáenz de Santamaría, vicepresidenta y portavoz]. Soraya habló tras el Consejo de Ministros para "lamentar" la negativa. "Hubo una propuesta" al escritor "porque el Gobierno quiere encontrar a los mejores para los mejores puestos", dijo antes de aclarar el modelo para el Cervantes: un director ejecutivo y una figura que represente a la institución, cargo que no existía hasta ahora, creado ad hoc para el fallido presidente Vargas Llosa.
Ahora que Rajoy ha recibido su primera negativa como presidente arrecian las críticas. ¿Por qué filtrar sin un acuerdo cerrado? Para colmo, las declaraciones de los ministros de Exteriores y Cultura no pecaron precisamente de prudencia: "Vargas Llosa tiene todo lo que hace falta aparte de ser una persona de un talento extraordinario, un amante de las libertades, un defensor de la democracia y un apasionado por la cultura", dijo el titular de Exteriores, García-Margallo. "Nuestra satisfacción con la eventual aceptación del premio Nobel de Literatura español, sería altísima", señaló el ministro de Cultura José Ignacio Wert. Prestigiosos gestores culturales se unieron al coro lisonjero: "No se puede buscar una personalidad mejor", contó Jon Juaristi, exdirector del Cervantes.
"El Gobierno quiere encontrar a los mejores para los mejores puestos"
¿Qué cara pondrán ahora los ministros cuando presenten al nuevo presidente o director del Cervantes y se le vea como un segundo plato carente de los poderes casi sobrenaturales atribuidos a Vargas Llosa para pilotar la institución?
Sólo el novelista Antonio Muñoz Molina, antiguo director del Cervantes neoyorquino, se resistió a elevar al Nobel a los altares: "Con todos los respetos hacia Vargas Llosa, ¿qué va a hacer él en el Cervantes? De nuevo la política de gestos sobre el análisis serio y el trabajo pegado a la realidad. En materia cultural, y en materia de acción cultural en el exterior, parece que no hay remedio".
El primer "no" de Vargas Llosa llegó tras una reunión con Aznar en Moncloa. El escritor dijo a la salida: "El tema de la cultura es fundamental y será un interés prioritario de su Gobierno". Declaraciones que ahora tienen algo de cómicas: la guerra entre Aznar y la cultura todavía colea. ¿Lecciones del segundo "no" de Llosa? El PP parece apostar por un modelo cultural mercantil de tres patas: recorte de subvenciones, mecenazgo empresarial y apuesta por gestores estrella. Burro grande, ande o no ande.
( Diario Público )
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