Todo el mundo lo sabía. Sobre todo Mariano Rajoy, que ya había apuntado a su entorno hace meses que el déficit se iría al 8%. No se contaba en público, pero en privado el PP no hablaba de otra cosa. Y, sin embargo, durante toda la campaña electoral, aseguró que el Gobierno del PP no subiría los impuestos.
Rajoy prometió hasta el último momento, incluso en el debate de investidura, que no iba a subir los impuestos. “Mantendré mis compromisos electorales”, repitió. “El mayor esfuerzo no puede recaer en los ciudadanos, tiene que provenir de las Administraciones”, dijo en la investidura cuando le preguntaron si subiría los impuestos. Hasta el último día lo negó.
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